La estrategia actual para prevenir la violencia de género en Chiapas está mostrando señales claras de ineficiencia, así lo manifiestan activistas acompañantes de víctimas de violencia feminicida. Durante más de una década se ha centrado en atender a las víctimas, dejando de lado el trabajo con los agresores.
A pesar del esfuerzo por visibilizar los feminicidios, se observa una preocupante atención de los casos más violentos, mientras otros quedan en el olvido. Además, en muchos municipios de la región Altos de Chiapas carecen de programas municipales de prevención.
Las mujeres que buscan ayuda suelen enfrentar procesos lentos y poco eficaces, en parte debido a una deficiente evaluación de riesgo y la orientación errónea hacia la conciliación, incluso en casos de violencia, señaló la activista.
Aunque se han creado algunos centros de atención, no existe un equilibrio entre la protección a las víctimas y la reeducación de los agresores. Sin inversión, personal formado y voluntad política real, la prevención no tendrá resultados concretos.
