Tuxtla Gutiérrez marca un antes y un después en su historia ambiental con la declaratoria de Caña Hueca, Joyyo Mayu y Tuchtlán como áreas naturales protegidas. Gracias a un monitoreo detallado, se ha identificado que estos parques urbanos albergan más de 6,400 árboles que almacenan más de 2,200 toneladas de carbono, contribuyendo a reducir hasta en un 10% las emisiones anuales de la ciudad. Además, cada árbol purifica el aire, disminuye la temperatura y mejora la calidad de vida de miles de habitantes.
Los parques no solo benefician el aire y la temperatura, sino que también desempeñan un papel crucial en la gestión del agua. Captan cerca de cinco millones de litros cúbicos de agua al año, favoreciendo la recarga de los mantos acuíferos y previniendo inundaciones. Su ubicación estratégica los convierte en un corredor biológico que conecta las montañas del norte y sur de la ciudad, permitiendo el desplazamiento de 148 especies de aves, así como de reptiles y anfibios, que encuentran en estos espacios un refugio natural.
El gobernador Eduardo Ramírez Aguilar encabezó la entrega del decreto, destacando la importancia de colocar al medio ambiente en el corazón de las políticas públicas y garantizar la preservación de los pulmones de la capital frente a cualquier amenaza o proyecto urbano.
El reconocimiento oficial de estos parques como centros ecológicos recreativos es resultado del trabajo coordinado entre autoridades gubernamentales, académicos, organizaciones de la sociedad civil y ciudadanía.
Con esta medida, Tuxtla avanza hacia una era más sustentable, humanista y sostenible, asegurando que la ciudad respire con esperanza, compromiso y amor por la vida.
