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Doña Reyna lleva una vida dedicada a a elaboración de piñatas, a pesar de la competencia amplia en esta temporada confía en obtener ganancias.

Doña Reina, es una artesana emprendedora de 77 años, que ha dedicado toda su vida a la elaboración de piñatas, un oficio que heredó de sus padres y que ha mantenido pese a los cambios del tiempo y las dificultades económicas. Desde temprana edad aprendió a dar forma a estrellas tradicionales y figuras sencillas, y con los años se adaptó a nuevas demandas.
Su jornada comienza desde las seis de la mañana y puede extenderse durante todo el día para lograr entre seis y ocho piezas, trabajando sin pausas para aprovechar la temporada alta, aunque las ventas no siempre acompañan el esfuerzo invertido.
El aumento en el costo de los materiales ha sido uno de los mayores retos para continuar con este trabajo artesanal, obligándola a comprar poco a poco conforme logra vender y a reutilizar cartón recuperado.
La técnica también ha cambiado, pues las piñatas de olla han sido desplazadas por las de cartón y globo, que requieren inflarse, reforzarse y secarse al sol para lograr resistencia. En esta labor no está sola: su esposo, de más de 90 años, la apoya en el proceso, reflejando el esfuerzo conjunto de una familia que ha hecho de la piñata no solo un medio de vida, sino una tradición que se resiste a desaparecer.