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Doña María de la Luz; la mujer que, sin tener techo, comparte su corazón con las aves de Tuxtla

En el corazón de Tuxtla Gutiérrez, entre calles concurridas y parques, vive doña María de la Luz, una adulta mayor originaria de la Ciudad de México que, a pesar de su difícil situación, reparte con generosidad lo poco que tiene.

María de la Luz trabajó toda su vida, fue cocinera, mesera, mandadera y comerciante desde niña. Hoy, sin un hogar fijo, los parques públicos son su único refugio. Ahí pasa las noches, soportando frío, lluvias y el duro piso como cama. A pesar de las enfermedades que la aquejan —como los problemas respiratorios y dolores en la columna— se mantiene en pie con dignidad y la fortaleza que la ha acompañado desde la infancia.

Sobrevive gracias a un modesto apoyo económico que recibe de algunas personas, así como alimentos. Sin embargo, aún en la necesidad, ella no se guarda todo para sí. Lo poco que recibe lo comparte también con las palomas, las cuales se han convertido en sus guardianas durante varios años.