El tiempo frente a las pantallas ha ido ganando la batalla. Niños y jóvenes pasan buena parte de su vida frente al teléfono celular, consolas portátiles y videojuegos en casa.
Este fenómeno está medido: El Instituto Nacional de Salud Pública reporta que el 76 por ciento de los estudiantes de 10 a 14 años pasan más de dos horas frente los dispositivos electrónicos.
En contraste, solo el 32 por ciento hace al menos 60 minutos de actividad física de intensidad moderada o vigorosa cuatro días por semana.
Esta disparidad ha generado en los últimos años un alarmante aumento en la obesidad infantil, que también se refleja en las estadísticas.
El último reporte oficial del gobierno mexicano señala que el 37 por ciento de menores de entre 5 y 11 años y el 40 por ciento de adolescentes y jóvenes presentan sobrepeso y obesidad; en ambos grupos, el fenómeno se incrementó en ocho puntos porcentuales en los últimos 15 años.
El resultado es el de una niñez enferma y un futuro nada prometedor al hacerse más propensos a padecer enfermedades crónicas como diabetes mellitus, hipertensión y afecciones cardiovasculares.
El gobierno tiene un diagnóstico claro de la situación y se ha planteado reducir en los próximos cinco años estas cifras. Y es que en la población adulta actual ya se notan las afectaciones por la vida sedentaria y la falta de ejercicio.
Se estima que 37 por ciento de las personas adultas presentan sobrepeso, 30 por ciento hipertensión arterial y 18 por ciento diabetes.
Incluso, el gobierno ha medido que en los últimos 23 años la obesidad en hombres aumentó 78 por ciento y en mujeres, 45, como resultado de cambios en los estilos de vida y la falta de una política integral de salud y deporte en el país durante el periodo neoliberal.
Por ello, ninguna campaña para mejorar la alimentación o las restricciones en las escuelas, serán suficientes si los niños y adolescentes se alejan de la vida sedentaria y empiezan a moverse. Ahí el reto de las familias, pero también de las escuelas.
Mientras el gobierno emprende una lucha frontal contra la obesidad, en las escuelas primarias y secundarias hay un déficit de maestros de educación física.
En las primarias, cuatro de cada 10 planteles en el país no tienen maestro de esta materia y en la secundaria el problema se agrava con 7 de cada 10 planteles sin docente que imparta la educación física. Según el plan de trabajo, se prevé que para 2030 se logre reducir a 3.8 de 10 las escuelas primarias sin profesor de educación física y a nivel secundaria sean 6.4.
