La comunidad católica se dispone a iniciar un nuevo año litúrgico con el primer domingo de Adviento, periodo que marca el comienzo de la preparación espiritual hacia la celebración del nacimiento de Jesús.
Este tiempo abarca cuatro semanas y antecede a la Navidad, integrando prácticas tradicionales como la instalación de la corona de Adviento. Cada una de sus cuatro velas simboliza un domingo del periodo, y su encendido progresivo acompaña el camino de reflexión previo al 25 de diciembre.
Este proceso implica oración, prácticas de penitencia y la recomendación de acercarse al sacramento de la reconciliación como parte del compromiso de renovación personal.
La institución subraya que el Adviento no solo evoca la memoria del nacimiento de Jesús hace dos milenios, sino también su presencia espiritual anual y la esperanza en su venida final, todo dentro de un ambiente marcado por la preparación, la reflexión y una alegría anticipada por la fiesta que se aproxima.
