Desde hace 39 años, el característico sonido de un triciclo y el aroma fresco del coco acompañan las calles de la isla. Detrás de ese oficio está Don Magdaleno Alejo, un carmelita de origen sencillo que convirtió la venta de cocos fríos en el sostén económico de su familia y en parte de la identidad popular de la ciudad.
Los primeros años no fueron fáciles. Magdaleno recorría vialidades de tierra empujando su triciclo bajo el intenso sol, ofreciendo una bebida natural que pronto se volvió tradición entre locales y visitantes. Fue en esa época cuando surgió el dicho coloquial: “Si tomas agua de coco, te quedas en Carmen”, una frase que hoy forma parte del folclor de la isla.
Con el tiempo, la comunidad comenzó a reconocer su dedicación y constancia. Gracias a ese respaldo, logró obtener permiso para establecerse en la esquina de la calle 33 con 50, punto donde hoy continúa atendiendo a sus clientes con la misma sencillez que lo caracteriza.
Casi dos décadas al frente de su pequeño negocio fijo no han estado exentas de obstáculos. Don Magdaleno recuerda que durante temporadas de sequía, el coco escasea y su ingreso disminuye de manera considerable. Sin embargo, explica que las recientes lluvias registradas en la región han favorecido la producción, permitiendo que haya más fruto disponible.
A pesar de los altibajos, su historia es testimonio de perseverancia. Cada coco partido, cada sonrisa atendida y cada jornada bajo el sol representan no solo una venta, sino la voluntad de salir adelante sin perder la esencia carmelita.
“Mientras haya coco y salud, aquí vamos a seguir”, asegura don Magdaleno, quien hoy es reconocido como parte del paisaje urbano y del sabor tradicional de Ciudad del Carmen.
