El salario mínimo en México podría alcanzar los 312.25 pesos diarios a partir del 1 de enero de 2026, un incremento cercano al 12 % respecto a los 278.80 pesos actuales. El ajuste pretende fortalecer el poder adquisitivo de millones de trabajadores; sin embargo, su impacto en Guanajuato dependerá del sector económico, el tipo de empleo y el nivel de formalidad. En un estado donde el salario promedio mensual ronda los 4 790 pesos, el nuevo mínimo promete alivio para los sectores más vulnerables, aunque también anticipa presiones para pequeñas empresas y actividades de alta informalidad.
El incremento propuesto sigue la ruta iniciada en 2019 para acercar el ingreso básico al costo de dos canastas básicas. Aunque algunos legisladores impulsan un aumento de hasta 17 %, especialistas consideran más probable una actualización entre 11 y 12 %. El contraste entre el salario mínimo legal y el ingreso real sigue amplio en Guanajuato, donde más del 50 % de la población ocupada trabaja en micronegocios y percibe ingresos inferiores al mínimo mensual proyectado para 2026, estimado en alrededor de 9 300 pesos.
En la industria manufacturera, que representa el 20.6 % del PIB estatal y más de 220 000 empleos formales, el aumento podría generar presiones en la base laboral. Aunque la mayoría de los puestos supera el salario mínimo, el ajuste puede elevar los sueldos más bajos de la cadena operativa. Grandes armadoras y proveedores podrían enfrentar mayores costos y considerar recortes, automatización o ajustes en beneficios si no logran compensar la alza con mejoras de productividad.
El sector agroalimentario enfrenta desafíos más severos por sus altos niveles de informalidad y contratación temporal. Muchos jornaleros perciben menos de 300 pesos diarios y trabajan sin prestaciones, lo que dificulta la aplicación efectiva del nuevo salario mínimo. Una caída del 4 % en la actividad agrícola estatal en 2023 refleja presiones estructurales como sequías, encarecimiento de insumos y falta de financiamiento. En este escenario, los empleadores podrían reducir contrataciones o limitar jornadas mientras buscan absorber el incremento salarial.
En turismo y servicios, rubros esenciales para ciudades como San Miguel de Allende, Guanajuato capital y León, el nuevo salario mínimo significaría un aumento relevante para trabajadores que actualmente reciben entre 150 y 250 pesos diarios. No obstante, la precariedad del sector podría mantenerse si persisten los contratos informales, los pagos mixtos o la reducción de horas laborales.
Analistas advierten posibles presiones inflacionarias que podrían disminuir el beneficio real del ajuste, especialmente en contextos urbanos donde los costos de vivienda, transporte y alimentos continúan en alza. Para que el incremento genere mejoras sostenibles, especialistas proponen reforzar inspecciones laborales, promover la formalización del empleo y establecer estrategias de productividad que compensen los costos derivados del aumento.
