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Migrantes regresan para abrazar a sus familias sin intención de reinstalarse de manera permanente en estas fechas decembrinas

Diciembre abre una ventana de nostalgia en Guanajuato, donde miles de migrantes regresan para abrazar a sus familias sin intención de reinstalarse de manera permanente. El diagnóstico estatal Migración en Guanajuato: diagnóstico y propuesta de política pública confirma esta realidad: tres de cada cuatro guanajuatenses que migran a Estados Unidos no vuelven a radicar en su lugar de origen y solo llegan para una visita temporal que fortalece vínculos, pero no cambia el rumbo de su vida al norte.

Las cifras revelan la dimensión del fenómeno. Texas y California concentran la mayor parte del millón de guanajuatenses que vive hoy en Estados Unidos, una comunidad que representa el 15.4% de la población nacida en la entidad. Cada fin de año, estas personas llenan calles, casas y plazas por unas semanas, mientras recuperan tradiciones y afectos que los acompañan a la distancia, antes de continuar su vida laboral y familiar en el extranjero.

El análisis estatal coincide con un documento legislativo reciente que reconoce la persistencia de una tradición migratoria impulsada por desigualdad, falta de oportunidades y escasas redes de protección social. Las personas que intentan volver enfrentan condiciones adversas: 69.8% solo cuenta con educación básica, el promedio de escolaridad es de 7.7 años, 38.9% carece de afiliación a salud y la reinserción laboral suele darse en sectores de baja remuneración como el agropecuario y la construcción.

Con este panorama, diciembre se convierte en un paréntesis luminoso que no altera la tendencia dominante. Guanajuato recibe a sus paisanos con celebraciones y reencuentros, aunque los pierde el resto del año. Esta dinámica también coloca al estado entre los primeros del país en dependencia de remesas, un reflejo de cómo la migración sigue marcando la vida social, económica y emocional de miles de familias guanajuatenses.