En los primeros ocho meses de 2025, México registró más de 21 mil sismos, según reportes del Servicio Sismológico Nacional (SSN), institución que celebró recientemente 115 años de operación bajo la coordinación de la UNAM. Esta cifra refleja un comportamiento sísmico constante, aunque inferior al registrado en 2024, cuando se documentaron 33,418 movimientos.
Carlos Valdés González, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM, destacó que la población debe mantener atención a las medidas de prevención y protección civil. Señaló que la historia de los sismos en México subraya la importancia de anticipar riesgos y preparar estructuras y comunidades para afrontar fenómenos de gran magnitud.
El especialista recordó que el sismo de 19 de septiembre de 1985, de magnitud 8,1, causó impactos graves en la Ciudad de México, a pesar de que su epicentro se localizó en la costa de Michoacán y Guerrero. Valdés González comparó este evento con otros de magnitud superior, como el de 1787 en Oaxaca (8,6) y el de 1932 en Jalisco y Colima (8,2), mostrando la recurrencia de terremotos de gran intensidad a lo largo de la historia.
Sobre la brecha de Guerrero, el científico mencionó que se ha sugerido como el posible origen de un gran sismo futuro debido a que ha transcurrido más de un siglo sin movimientos significativos en la zona. Indicó que, si se produjera un terremoto de magnitud 8 en esta región, se percibiría con mayor intensidad en la Ciudad de México y podría generar esfuerzos considerables en las edificaciones.
Valdés González subrayó que los sismos representan fenómenos colectivos y psicológicos, pues generan recuerdos compartidos y experiencias que afectan a toda la población. Reiteró que la preparación, la prevención y la educación sobre cómo actuar ante estos eventos resultan esenciales para reducir riesgos y proteger vidas ante futuros movimientos telúricos.