Antropólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) advirtieron que las momias de Guanajuato atraviesan un deterioro crítico que podría llevarlas a “desaparecer en poco tiempo”. Durante la conferencia “Ni monstruos ni objetos. Historias de vida de las Momias de Guanajuato”, especialistas expusieron los daños acumulados por el paso de los años y por prácticas de exhibición que afectaron la integridad de los cuerpos momificados.
María del Carmen Lerma López, experta en antropología física y restauración del INAH, subrayó la urgencia de conservar este patrimonio excepcional. Señaló que algunas momias presentan un estado muy precario y destacó la necesidad de evitar su manipulación y de diseñar soportes museográficos adecuados para frenar el deterioro. Recordó que, al ser restos humanos, las momias siguen expuestas a humedad y a procesos de putrefacción, además de riesgos biológicos que requieren un manejo riguroso.
Leslie Julieta Cabriada, restauradora perito del INAH, reveló que muchos de los daños provienen del montaje museográfico, como cráneos desprendidos por soportes inadecuados o estructuras metálicas adheridas a los cuerpos. La especialista agregó que los ejemplares muestran huesos expuestos, huellas de ataques de roedores, pérdida de tejidos por la interacción del público y afectaciones por insectos, polvo y humedad. También se identificaron manchas causadas por agua o sustancias usadas para fumigación y mantenimiento.
Las investigadoras coincidieron en que la conservación requiere acciones puntuales por cada momia, con protocolos específicos para su exhibición, almacenamiento y manejo cotidiano. Destacaron avances como la colocación horizontal de los cuerpos en el panteón de Santa Paula, aunque recalcaron la falta de un mantenimiento periódico y de medidas claras para situaciones de emergencia. Además, consideraron indispensable la realización de tomografías computarizadas para profundizar en su estudio y generar réplicas que reduzcan la manipulación de los restos originales.
El análisis profundo permitió a los expertos documentar casos emblemáticos, como el de Carmen, una momia con displasia de cadera y deterioros severos. También identificaron señales de violencia en mujeres momificadas, presuntamente asociadas a abusos domésticos o a acusaciones de brujería a principios del siglo pasado. Las especialistas afirmaron que conocer estas historias de vida refuerza la responsabilidad de dignificar, proteger y conservar a las momias de Guanajuato como piezas fundamentales de la memoria histórica del país.
