Este 7 de septiembre se cumplen 8 años del devastador sismo de magnitud 8.2 que estremeció el suroeste de México en 2017, siendo el más potente registrado en un siglo en el país.
El movimiento telúrico ocurrió a las 11:49 de la noche, con epicentro a 137 kilómetros al suroeste de Tonalá, Chiapas, a una profundidad de 58 kilómetros. Fue percibido con fuerza en el sur y centro del país, dejando una estela de destrucción y dolor.
El entonces presidente Enrique Peña Nieto confirmó la muerte de 61 personas: 45 en Oaxaca, 12 en Chiapas y 4 en Tabasco. Sin embargo, cifras posteriores elevaron el total de fallecidos a 99. En las horas siguientes, el país vivió más de 300 réplicas, la más intensa de magnitud 6.2, y para el día 15 ya se contabilizaban más de 4,000.
Tabasco, aunque no es un estado altamente sísmico, fue duramente impactado: se reportaron apagones, daños en hospitales y escuelas, crisis nerviosas y cuatro muertes, entre ellas la de dos menores.
La emergencia movilizó a cuerpos de rescate, al ejército y a la sociedad civil. También se activaron centros de acopio y acciones solidarias para apoyar a los más afectados, especialmente en Chiapas y Oaxaca.
Este aniversario recuerda que, aunque los sismos no se pueden predecir, sí podemos prepararnos: mantén tu mochila de emergencia, participa en simulacros y sigue siempre las indicaciones de Protección Civil.