El 2 de octubre no se olvida, dice la consigna. Y por eso hoy, a 57 años de la represión en la que el gobierno asesinó a cientos de estudiantes, miles de personas se reunieron en Tlatelolco, en la Ciudad de México.
Bajo frases como “estudiante, esta es tu lucha” y “ni perdón ni olvido”, jóvenes de distintas escuelas llegaron a la Plaza de las Tres Culturas con banderas, carteles, bocinas y pintura, para gritar por la libertad, por la memoria de los caídos y para que algo así nunca se repita.
“La verdad fue muy trágico. Mucho coraje y rabia, tanto por el Gobierno de ese entonces como por las familias: mucha empatía y tristeza, y qué chido que sigan luchando”, contó Karime, una de las asistentes.
Durante el trayecto, muchos contingentes contaron en voz alta “uno, dos, tres…”, sin llegar al final, recordando que fueron cientos los que murieron aquella noche de 1968, aunque hasta hoy no se conoce con exactitud cuántas personas dejaron en este lugar su último aliento.
“Venimos a hacer memoria histórica porque el 2 de octubre no se olvida. La unión hace la fuerza y nuestros sueños son invencibles”, dijo Ricardo, otro manifestante.
Minutos después de las 4 de la tarde arrancó la manifestación desde la Plaza de las Tres Culturas. Los contingentes avanzaron por Eje Central y después ingresaron por la calle 5 de Mayo hasta llegar al Zócalo capitalino. La hora elegida no fue casualidad: a esa misma hora, en 1968, los militares abrieron fuego indiscriminado contra los estudiantes que se habían reunido para alzar la voz contra la represión.
La mayoría de los asistentes marchó de forma pacífica, usando su voz, su caminar y su presencia para recordar a las víctimas. Sin embargo, un grupo de encapuchados optó por otras formas: pintaron paredes, rompieron vidrios y prendieron fuego en algunos puntos.
“Muchas veces ven mal que grafiteen o vandalicen, pero creo que está bien si es por una causa justa y defienden un ideal. Yo vengo de forma pacífica, sin nada de bloque negro”, comentó Ángel, otro de los jóvenes.
Negocios de la zona fueron saqueados: sacaron cerveza, cigarros, pañales, sopas, chocolates y jugos, que luego repartieron entre los asistentes. Ya en el Zócalo, encapuchados saquearon una joyería y después le prendieron fuego. También se registraron agresiones contra periodistas, a quienes despojaron y destrozaron su equipo.
Para la manifestación se desplegaron mil 500 policías, algunos de los cuales fueron golpeados, insultados e incluso incendiados por los encapuchados.
“Algunos compañeros resultaron lesionados. En las próximas horas compartiremos un informe detallado al respecto”, informó el secretario de Seguridad Ciudadana de la CDMX, Pablo Vázquez.
La dependencia confirmó que hasta ahora hay un detenido por el robo a una joyería, y que continúan las investigaciones para identificar al resto de los responsables de los actos vandálicos.
“Estamos trabajando en la identificación de todas las personas que cometieron delitos durante la manifestación e iniciando las carpetas correspondientes en coordinación con la Fiscalía de la CDMX”, agregó Vázquez.
Pese a las controversias sobre las formas, el sentido de la lucha sigue siendo el mismo: honrar la memoria de los estudiantes, no ser indiferentes, resistir, luchar y nunca perdonar lo sucedido… para nunca dejar de gritar que el 2 de octubre no se olvida.