Billy Halloran, un corredor de Nueva Zelanda, vivió una experiencia de supervivencia en los bosques de Myoko, Japón, cuando fue atacado por un oso negro asiático. Durante uno de sus entrenamientos habituales, Halloran se encontró a solo 30 metros de dos osos. Cuando uno de los animales se acercó, intentó ahuyentarlo, pero el oso lo atacó con una feroz mordida que le destrozó el brazo y causó graves heridas en su pierna. A pesar de su estado, Halloran logró correr un kilómetro hasta encontrar a su esposa, quien lo auxilió.
Este ataque es parte de una creciente ola de encuentros con osos en Japón, donde más de 100 personas han resultado heridas y al menos siete han muerto este año. Expertos apuntan al cambio climático como un factor clave, ya que ha alterado la disponibilidad de alimentos para los osos, lo que los ha llevado a invadir zonas urbanas. Aunque Halloran se recupera tras varias cirugías, su historia pone de relieve los peligros en los entornos naturales y la necesidad de tomar precauciones.