Un tiroteo ocurrido este miércoles 26 de Noviembre frente a la estación de metro Farragut West, en el centro de Washington D.C., cerca de la Casa Blanca, dejó a dos miembros de la Guardia Nacional de Virginia Occidental heridos de gravedad por disparos de bala. La sede del poder ejecutivo activó un cierre de seguridad temporal tras el ataque armado, que ha sido calificado por las autoridades como un “incidente dirigido” contra los uniformados.
Testigos y una corresponsal de la Casa Blanca que transitaba por el área describieron haber oído disparos poco antes de las 14:15 hora local (20:15 GMT), seguidos de un intercambio de fuego más prolongado, lo que provocó el despliegue inmediato de unidades de emergencia.
La zona permanecía acordonada mientras equipos de emergencia atendían el reporte, con decenas de agentes federales y locales, incluyendo el FBI, el Servicio Secreto y la ATF, en el lugar. Un helicóptero de la Policía de Parques aterrizó cerca del Monumento a Washington para evacuar de urgencia a una de las víctimas.
El gobernador de Virginia Occidental, Patrick Morrisey, confirmó inicialmente la muerte de los dos oficiales, afirmando que ambos “perdieron sus vidas al servicio de su país” y enviando condolencias a las familias. Sin embargo, minutos después retractó la declaración, indicando que había recibido “informes contradictorios” sobre su estado de salud, y actualizaciones posteriores de autoridades como el FBI y la alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, confirman que ambos permanecen en condición crítica en hospitales locales. El sospechoso, descrito como un tirador solitario que emboscó a las víctimas, fue detenido en el lugar y también resultó gravemente herido por disparos de agentes de respuesta. No se ha determinado un móvil claro, aunque se investiga como un ataque dirigido.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, condenó el ataque en su red social Truth Social, calificando al tirador de “animal” y afirmando que “pagará un precio muy alto” por su acción. Trump ordenó además el despliegue de 500 soldados adicionales de la Guardia Nacional en la capital, una medida confirmada por el secretario de Defensa, Pete Hegseth, quien la describió como un refuerzo para “asegurar que Washington sea un lugar seguro y bello”.