El martes, concluyó en Piedras Negras el encuentro anual entre los obispos de las diócesis fronterizas de México y Estados Unidos con un fuerte llamado a la acción frente a la crisis migratoria.
Durante el encuentro, los obispos señalaron que la ruta migratoria que atraviesa México se ha convertido en la más peligrosa del mundo, debido al control de grupos criminales, las extorsiones y la falta de protección legal para los viajeros.
“Hoy, esta franja fronteriza es particularmente hostil para quienes buscan un futuro mejor”, expresaron.
Monseñor Gustavo García Siller, arzobispo de San Antonio, comentó con dolor la impotencia que experimenta frente a las actuales políticas migratorias en Estados Unidos.
“Nunca había sentido tanta frustración como ahora. Hemos intentado responder con propuestas pastorales y sociales, pero el endurecimiento de las medidas migratorias nos obliga a pensar en nuevas estrategias”, afirmó.
Los prelados fueron el albergue “Frontera Digna”, donde escucharon testimonios de migrantes centroamericanos, sudamericanos y mexicanos desplazados por la violencia.
Entre ellos se repiten historias de familias que lo vendieron todo, pero quedaron atrapadas en un viaje plagado de extorsiones, amenazas y despojos.
“Son relatos desgarradores, que muestran el rostro humano de esta tragedia”, señaló monseñor Alfonso Miranda Guardiola, obispo de Piedras Negras.
Ante tales testimonios, los obispos pidieron la apertura de corredores humanitarios seguros y legales, así como una acción más coordinada entre los gobiernos y la sociedad civil.
Finalmente, resaltaron que, el derecho de cada nación a resguardar sus fronteras, no puede anteponerse a la obligación de garantizar la vida y la dignidad de las personas, especialmente aquellas que buscan asilo.
Así pues insistieron en que la Iglesia permanecerá del lado de los más vulnerables, siguiendo la línea de los Papás León XIV y Francisco.
“Los migrantes no son cifras ni estadísticas: tienen nombre, rostro, historia y familia”, concluyeron.