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Prevención del suicidio

El suicidio es un problema de salud pública importante, pero a menudo desatendido, rodeado de estigma, mitos y tabúes. Cada caso de suicidio es una tragedia que afecta gravemente no solo a las personas, sino también a las familias y las comunidades. En 2021, se estima que 727.000 personas de todas las edades perdieron la vida por suicidio, tras numerosos intentos. Centrarse en la prevención del suicidio cobra especial importancia para fortalecer las conexiones sociales, crear conciencia y brindar esperanza. Acompañar a los seres queridos en su salud mental y bienestar podría salvar vidas.

El tercer informe regional sobre mortalidad por suicidio, publicado en marzo de 2021, indicó que este problema sigue siendo una prioridad de salud pública en la Región de las Américas. Los suicidios se pueden prevenir con intervenciones oportunas, basadas en la evidencia y, a menudo, de bajo costo. En junio de 2021, la OMS lanzó VIVE LA VIDA, una guía de implementación que consta de cuatro intervenciones clave para prevenir el suicidio en todo el mundo. Un enfoque multisectorial es fundamental para involucrar a la sociedad y a las partes interesadas en un esfuerzo colaborativo.

El Día Mundial para la Prevención del Suicidio es organizado por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP por sus siglas en inglés) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) con el propósito de crear conciencia alrededor del mundo sobre la importancia de eliminar el estigma hacia la salud mental y trabajar para que las personas pidan apoyo ante una situación emocional complicada.

La detección de factores de riesgo, el apoyo y seguimiento de casos, así como el fomento de programas de salud mental y la difusión responsable de temas relacionados con la salud mental son elementos clave para la prevención del suicidio. Para ello es importante eliminar su estigma y reconocerlo como un problema complejo, en el que intervienen factores psicológicos, sociales, biológicos, culturales y ambientales.

En el mundo se estima que una de cada 100 muertes es consecuencia del suicidio. Todos y cada uno de ellos son devastadores y tienen un impacto profundo en quienes los rodean. Sin embargo, al crear conciencia, reducir hablar abiertamente sobre la salud mental y fomentar una acción bien informada, podemos reducir los casos de suicidio en todo el mundo.

De acuerdo con el informe mundial de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año ocurren cerca de 700 mil suicidios. Esta es la cuarta causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 19 años y el 77% de los casos se produce en países con ingresos bajos y medianos.

De acuerdo con los datos publicados en la “Estadística a Propósito del Día Mundial Para la Prevención del Suicidio” publicada por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) en 2020 0.7% del total de muertes en 2020 ocurrieron por lesiones autoinfligidas. Lo que representa una tasa de suicidio de 6.2 por cada 100 mil habitantes. La tasa es más alta entre jóvenes de 18 a 29. Para las estadísticas del 2018, más del 5% de la población de 10 años y más declararon alguna vez haber pensado en suicidarse.

La prevención del suicidio requiere también la intervención de sectores distintos de la salud y exige un enfoque innovador, integral y multisectorial, con la participación tanto del sector de la salud como de otros sectores, como por ejemplo los de la educación, el mundo laboral, la policía, la justicia, la religión, el derecho, la política y los medios de comunicación.

En el ámbito nacional, las políticas de salud mental deben fomentar temas como la tolerancia y la escucha, por lo que es necesario crear estrategias que prevengan el bullying y el ciberbullying.

La prevención del suicidio implica dar y buscar ayuda, capacitar en la detección temprana de factores de riesgo y seguimiento de casos, así como limitar el acceso a métodos suicidas. Es importante recordar que nuestras acciones, no importa cuán grandes o pequeñas sean, pueden brindar esperanza a quienes están luchando.

Algunos signos que advierten sobre los pensamientos suicidas o el suicidio son: la pérdida del control sobre el consumo de sustancias, autoinfligirse daño, hablar constantemente acerca del suicidio, aislarse de la sociedad, tener pensamientos constantes relacionados con la muerte, desprenderse de propiedades o dejar notas póstumas.