Los Estados Miembros de la UNESCO han declarado el primer jueves de noviembre como el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar, incluido el ciberacoso, reconociendo que la violencia en las escuelas, en todas sus formas, constituye una violación de los derechos a la educación, la salud y el bienestar de los niños, niñas y adolescentes. Este día insta a los Estados Miembros, a los socios de la ONU, a otras organizaciones internacionales y regionales pertinentes, así como a la sociedad civil, incluidas las organizaciones no gubernamentales, individuos y otras partes interesadas, a promover, celebrar y apoyar la conmemoración de esta jornada internacional.
En 2025 la conmemoración se celebra el 6 de noviembre, bajo el lema “Mente digital: Aprender a cuidarse en la era tecnológica”, poniendo el foco en los nuevos retos que trae consigo el mundo digital y la inteligencia artificial. El acoso en línea, la violencia de género facilitada por la tecnología y los discursos de odio afectan especialmente a las niñas, jóvenes y personas pertenecientes a minorías o comunidades migrantes.
Este día hace un llamado a los aprendientes, las familias, los miembros de las comunidades educativas, las autoridades educativas y a diversos sectores y socios, incluida la industria tecnológica, a participar en la prevención de todas las formas de violencia y a fomentar entornos de aprendizaje seguros, esenciales para la salud, el bienestar y el aprendizaje de los niños, niñas y jóvenes.
La violencia en el ámbito escolar es una realidad que deniega cada día a millones de niños y jóvenes el derecho humano fundamental de la educación. El Plan Internacional estima que 246 millones de niños y adolescentes podrían ser víctimas de la violencia al interior y alrededor de sus escuelas. Este fenómeno afecta desproporcionadamente a las niñas, así como a aquellos que presuntamente no se ajustan a las normas sexuales y de género predominantes.
Las escuelas que no son inclusivas o seguras violan el derecho a la educación proclamado por la Convención sobre los Derechos del Niño adoptada por las Naciones Unidas, e incumplen con la Convención relativa a la Lucha contra las Discriminaciones en la Esfera de la Enseñanza cuyo objetivo es eliminar cualquier discriminación, así como impulsar las medidas que garantizan la igualdad de oportunidades y de tratamiento para todas las personas.
La educación formal debería proporcionar a los niños y los jóvenes determinados conocimientos y competencias, a saber: cómo comportarse con civismo en línea, desarrollar mecanismos de afrontamiento, detectar y denunciar la violencia en línea y, lo que es más importante, protegerse a sí mismos y a otros de las diferentes formas de ciberacoso, ya sea perpetrado por compañeros o por adultos.
Según datos* VII Informe de Acoso escolar La opinión de los / las estudiantes, de la Fundación ANAR y la Fundación Mutua Madrileña* “durante el curso 2024 -25 vs. 2023-24, el acoso escolar en general ha crecido con respecto al curso previo y alcanza el 12,3%. El crecimiento se debe al aumento de casos de ciberbullying”, “el 6,5% del alumnado reconoce que en su clase hay un caso de acoso presencial, una tasa idéntica a la del curso anterior. Los varones sufren con más frecuencia que las mujeres acoso escolar individualmente (66,6%)” y “un 2,2% reconoce que en su clase hay víctimas de ciberbullying. La mayor parte de las víctimas tienen entre 11 y 12 años (64,7%). Las mujeres sufren con más frecuencia que los varones ciberbullying individualmente (75,6%)”.
El ciberacoso y la violencia de género facilitada por la tecnología afectan especialmente a niñas, jóvenes y colectivos minorizados: el 58 % de las chicas y adolescentes declaran haber sufrido acoso en línea, y el alumnado migrante o perteneciente a minorías es víctima desproporcionada del odio digital. Igualmente pasa con la diversidad LGTBIQ, donde 1 de 4 jóvenes del colectivo sufre acoso escolar en su centro.
Sin embargo, según el Informe GEM 2024 – edición juvenil, solo el 16 % de los países ha adoptado legislación educativa específica para prevenir el ciberacoso. Ante este vacío, la educación pública se convierte en la primera línea de defensa: formar una ciudadanía digital crítica, empática y respetuosa es hoy una tarea pedagógica inaplazable
Puesto que el acoso escolar y el ciberacoso son formas de violencia que se producen entre iguales, tanto la víctima como quien agrede suelen ser menores de edad. Por ello, las medidas de prevención e intervención conviene que estén siempre alineadas con los derechos de la infancia y la adolescencia, protegidos por la Convención sobre los Derechos del Niño y por la Ley Orgánica de Protección Integral a la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia (LOPIVI).
Ante los desafíos que plantean el acoso y el ciberacoso, consideramos que es necesario impulsar políticas y estrategias coordinadas que actúen desde la prevención y la respuesta eficaz, con un enfoque de derechos de infancia y una aplicación homogénea en todo el territorio.
