Estados Unidos cada vez más invasivo: y las consecuencias comienzan a notarse…
Las recientes tensiones entre Trinidad y Tobago y Venezuela, provocadas por la presencia de tropas estadounidenses, escalaron rápidamente. El país caribeño anunció la deportación masiva de al menos 200 inmigrantes venezolanos, una medida que llega después de que Caracas suspendiera los acuerdos gasíferos con Trinidad y Tobago y acusara a la primera ministra de actuar como una “alcahueta” de Estados Unidos.
Mientras tanto, más de 650 mil cubanos tuvieron que empacar sus pertenencias luego de que las autoridades ordenaran su evacuación como medida preventiva ante el huracán Melissa, considerado uno de los fenómenos naturales más fuertes de los últimos años.
De igual manera en Jamaica se tomaron medidas importantes de prevención, antes de que el huracán tocara tierra en el país como un peligroso ciclón de categoría 4.
En aguas internacionales también hubo movimiento, pero esta vez provocado. Estados Unidos lo volvió a hacer: bombardeó cuatro barcos en el Pacífico oriental. La justificación fue la misma: el gobierno alegó que las embarcaciones transportaban drogas. El ataque dejó 14 personas muertas y solo una sobreviviente.
Sin embargo, ese no es el único foco de tensión en el panorama global. Pese al cese al fuego acordado el pasado 10 de octubre, el primer ministro israelí ordenó nuevos y potentes ataques contra la Franja de Gaza, decisión que, según se informó, se tomó tras “importantes consultas de seguridad”.
Y este martes también hubo tragedia en el aire. Un avión civil con 12 personas a bordo se estrelló en el este de Kenia. Según los primeros informes, no hubo sobrevivientes.
Pero las tensiones y el caos no parecen afectar a todos por igual. Algunos, amparados en su poder, evitan cualquier incomodidad o esfuerzo. Tal es el caso de la congresista peruana Lucinda Vásquez, quien fue blanco de fuertes críticas luego de que saliera a la luz una fotografía en la que uno de sus asesores le corta las uñas en su despacho parlamentario.
Y para cerrar con una nota insólita, lo que debía ser un gesto de buena suerte terminó en una escena tan incómoda como divertida. Una joven lanzó una moneda a la Fontana di Trevi, en Roma, pero terminó golpeando a un hombre en la cara antes de irse disimulando. Su deseo de felicidad para todos… no salió exactamente como esperaba.
