El Gobierno de Estados Unidos ha cerrado oficialmente después de que los legisladores no alcanzaran un acuerdo para financiar al país en el nuevo año fiscal. Este es el primer cierre en siete años, y deja en incertidumbre a cientos de miles de trabajadores federales, quienes estarán suspendidos temporalmente sin salario. La parálisis entre demócratas y republicanos ha sido impulsada por un desacuerdo sobre el financiamiento de los subsidios del Obamacare, con los republicanos insistiendo en extender los presupuestos actuales, mientras los demócratas piden concesiones significativas para aprobar el plan. El Senado intentará votar nuevamente sobre el mismo plan de financiación en los próximos días, pero las posturas se mantienen firmes. El presidente Trump ha intensificado las amenazas de reducir aún más el tamaño del gobierno, lo que complica aún más las negociaciones.
El cierre tendrá un impacto directo en los ciudadanos, ya que algunos servicios esenciales seguirán operando, como la Administración de Seguridad del Transporte (TSA) y el control aéreo, pero otras funciones, como los parques nacionales y museos, pueden verse suspendidas. Programas vitales como el Seguro Social, Medicare y Medicaid continuarán, al igual que los pagos de desempleo, pero los veteranos se verán afectados por la suspensión de ciertos servicios, como la asistencia para adaptarse a la vida civil. El cierre se prolonga en un ambiente de creciente incertidumbre, con el país a la espera de una resolución que podría tardar más días o semanas.