El Día Internacional del Pastel se celebra el 26 de noviembre de cada año. El pastel es un alimento horneado, generalmente elaborado con harina, azúcar y otros ingredientes. En sus formas más antiguas, los pasteles eran modificaciones del pan, un tipo más sofisticado, pero hoy en día, el término pasteles abarca una amplia gama de dulces horneados, como pasteles, tartas, etc. El pastel se suele servir en ocasiones ceremoniales, como bodas, aniversarios y cumpleaños. Existen numerosas recetas de pasteles, muchas de ellas con siglos de antigüedad.
La palabra “pastel” adquirió un nombre diferente durante el dominio romano: “placenta”, un plato griego derivado del término griego para pastel. La placenta se elaboraba con varias capas de masa y se horneaba típicamente sobre una base de hojaldre o dentro de una masa de hojaldre. Los griegos usaban cerveza para levarla y en la mezcla se incluía queso elaborado con leche de cabra. La masa básica del pan a veces se enriquecía con mantequilla, huevos y miel, creando un pan sofisticado que producía un producto horneado dulce y con aspecto de pastel. Esta forma de cocinar era una práctica común en la antigua Roma.
Los primeros pasteles en Inglaterra también eran pan común, con la diferencia más obvia entre ellos en su forma, es decir, la forma más redondeada y plana de los pasteles. Otra diferencia radica en el método de elaboración: a los pasteles se les da la vuelta durante el horneado, a diferencia del pan, que se deja en posición vertical durante todo el proceso.
La historia del pastel se remonta a la antigüedad, y se cree que los primeros pasteles se prepararon en la antigua Grecia y Egipto. Estos primeros pasteles eran bastante pesados y planos y se comían al final de una comida con nueces y miel.
Hoy en día, este tipo de pastel se ha convertido en baklava, un postre tradicional griego y imprescindible para cualquier fanático de los dulces pegajosos y melosos. Posteriormente, los antiguos romanos también crearon su propia versión de este dulce, que era bastante cremoso y rico.
Empero, como en muchas culturas alrededor del mundo, este pastel a menudo se reservaba para los dioses y se les ofrecía en sus templos como un signo de respeto, amor y reverencia.
Como dato curioso, en México, el 16 de abril de 1838, tuvo lugar el inicio de la llamada Guerra de los Pasteles, conflicto bélico en el que los franceses invadieran por primera vez el territorio nacional. Después de la Independencia, varios ciudadanos franceses residentes en la Ciudad de México, entre ellos un pastelero (de allí el nombre del conflicto) de apellido Remontel reclamaron reparaciones por los daños sufridos en 1828, cuando oficiales mexicanos causaron daños a su local.
Los primeros pasteles se elaboraron en la antigua Grecia y Egipto. Estos primeros pasteles eran bastante pesados y planos, y se comían al final de una comida con nueces y miel.
En la actualidad, el pastel se considera un símbolo de celebración. La mayoría de las ocasiones especiales, como cumpleaños, aniversarios y bodas, lo tienen como protagonista.
Hoy en día, este tipo de pastel ha evolucionado hasta convertirse en el baklava, un postre tradicional griego, imprescindible para los amantes de lo dulce y pegajoso. Años después, los antiguos romanos también crearon su propia versión de este dulce, bastante cremoso y con cuerpo. Sin embargo, como en muchas culturas del mundo, este pastel solía estar reservado para los dioses y se les ofrecía en sus templos como muestra de respeto, amor y reverencia.
