Después de más de 60 años de incertidumbre, la policía de Estados Unidos logró resolver uno de los crímenes más impactantes de Pensilvania: el asesinato de Carol Ann Dougherty, una niña de apenas nueve años, abusada y asesinada dentro de una iglesia en 1962.
Las autoridades del condado de Bucks anunciaron que el responsable fue identificado como William Schrader, un hombre que falleció en 2002, pero que, según las pruebas más recientes, está “definitivamente vinculado” con el caso.
Durante una conferencia de prensa, los investigadores detallaron que Schrader fue visto cerca del templo el día del crimen y que, al ser interrogado en ese entonces, falló la prueba del polígrafo, convirtiéndose en el principal sospechoso. Poco después, huyó del estado, evadiendo la justicia durante el resto de su vida.
La Fiscalía reveló que su historial mostraba un patrón de violencia sexual contra niñas y adolescentes, lo que refuerza su responsabilidad en la muerte de Carol Ann.
Gracias a los avances tecnológicos y al trabajo forense, seis décadas después, la pequeña y su familia finalmente obtienen justicia. Un caso cerrado que demuestra que el tiempo no borra los crímenes ni detiene la búsqueda de la verdad.