España está viviendo una epidemia de gripe que no se puede comparar a la de los años recientes, puesto que en esta temporada el aumento de contagios se ha multiplicado de manera considerable, sobre todo en Madrid o Cataluña. La responsable de esto es una nueva subvariante del virus de la gripe H3N2 llamada ‘K’. Y esto ha hecho que nos hagamos muchas preguntas como por ejemplo si las vacunas funcionan o no.
Las cifras. La epidemia de gripe se registra de manera general en toda España, pero no de manera homogénea. En las regiones de Cataluña y Madrid la curva se plantea como una auténtica línea vertical que nos recuerda a lo peor de la covid. Pero la buena noticia que tenemos en este caso es que los ingresos hospitalarios o en UCI no están aumentando de manera relevante, como apunta el Instituto de Salud Carlos III.
Las armas que tenemos. Que haya muchos casos de gripe en esta época es algo normal. Es por ello que tenemos herramientas como es la vacunación en los últimos meses del año para tratar de controlar los contagios o al menos disminuir los síntomas en el caso de contraer la enfermedad. El problema es que los virus son muy ‘puñeteros’ y tienen la capacidad de burlar a las vacunas fácilmente haciendo cambios en su estructura. De esta manera, entrenamos a nuestro cuerpo para luchar contra un virus que posteriormente tiene pequeñas modificaciones que hace que no pueda combatirlo al 100%.
Para tratar de paliar esto, las vacunas de la gripe cuentan en su preparación con las cepas más comunes del virus de la gripe (es decir, sus diferentes tipos) para que podamos luchar contra ellas. Sobre todo atendiendo a las variantes que hubo en la temporada anterior.
La variante ‘k’. Hizo saltar todos los planes de prevención que se hicieron en nuestro país, haciendo que el virus tenga una pequeña modificación que hace que nuestro organismo no pueda combatir gracias al entrenamiento previo. Algo que ha podido confirmar la OMS y el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades que tras probar en el laboratorio vieron que el virus tiene más fácil saltarse la primera barrera de defensa.
Pero funciona. Aquí es donde entra el matiz vital para no caer en el alarmismo. Y es que aunque el virus logre infectarnos, la vacuna sigue cumpliendo su función principal: evitar que acabemos en el hospital o en la UCI. Algo que importa (y mucho) para las personas más mayores o que tienen alguna enfermedad que disminuye sus defensas.
A pesar de ese “escape” en el laboratorio, los datos preliminares del mundo real, procedentes del Reino Unido (UKHSA) y avalados por el ECDC, arrojan cifras tranquilizadoras sobre la efectividad de la vacuna, puesto que en niños la efectividad se mantiene entre un 70-75%, y en adultos se evita la hosptialización entre un 30-40% de las veces.
