Pocos días antes de cumplir 96 años, la apasionada de la cultura de los pueblos originarios, Claude Stresser-Péan, recibió un merecido festejo a su vida y obra, en el Museo Nacional de Antropología (MNA). Este homenaje, rendido por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), es un gesto de gratitud a 60 años entregados al quehacer antropológico en nuestro país.
Sentada en primera fila del Auditorio Jaime Torres Bodet, la maestra especializada en la vestimenta indígena y su historia, escuchó las palabras que le dedicaron el director general del INAH, Joel Omar Vázquez Herrera; la embajadora de Francia en México, Delphine Borione; el historiador Antonio Saborit García-Peña, el arqueólogo Dominique Michelet y la restauradora Laura Filloy Nadal, quienes resaltaron una característica personal: su desprendimiento intelectual.
El titular del INAH, Omar Vázquez Herrera, destacó la formación multidisciplinar de Claude Gantès (Rabat, Marruecos, 1929), quien cursó estudios en filosofía, sociología y literatura, una perspectiva humanista que le daría un sello particular a sus investigaciones sobre ciudades antiguas, y acerca de la urdimbre trenzada por las manos de mujeres indígenas.
En sus libros, dijo, discurren las creencias y la cotidianeidad de estos pueblos, en particular de la región Huasteca, pero quienes los lean observarán que su exposición se basa en una metodología rigurosa al momento de aproximarse a estas realidades. En títulos como De la vestimenta y los hombres, “subyace la identidad, la técnica y la resistencia de estos grupos”, manifestó el antropólogo.
Para la embajadora Delphine Borione, la homenajeada es una gran promotora de la cultura francesa, de ahí que recibiera la condecoración de Caballero de la Orden Nacional del Mérito, en 2007, y la Orden de Caballero de la Legión de Honor, en 2015.
“Francia desea rendir un doble tributo: por una parte, a la investigadora, antropóloga y documentalista, que ha dedicado su vida a dar voz y valor a los olvidados de la historia; y, por otra, reconocer a quien sentó las bases de una cooperación científica duradera entre nuestras naciones, con la creación de la Misión Arqueológica y Etnológica Francesa en México”, refirió.
La diplomática recordó que esta misión, de la cual Claude ejerció de manera voluntaria la Secretaría General, es el antecedente inmediato del Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (Cemca), que además se ha visto beneficiado con el apoyo de la Fundación Stresser-Péan, la cual signará en breve un acuerdo con el gobierno francés.
Al respecto, el presidente de la Asociación de Amigos de México en Francia, Dominique Michelet, abundó que dicha fundación fue creada por Claude Stresser-Péan y avalada por el INAH, en 2017, para promover la investigación arqueológica y antropología en México.
A la fecha, ha otorgado 83 mensualidades a becarios y apoyado a 19 proyectos en campo y 14 en laboratorio, mismos que se abocan, por ejemplo, al análisis de restos óseos o la actualización de salas museográficas, caso de la dedicada a las Culturas de Occidente en el propio MNA. A ello suma una intensa actividad académica, expresada en ediciones, coloquios y exposiciones.
Asimismo, el arqueólogo, quien ha liderado el Proyecto Río Bec, en Campeche, puso énfasis en la mancuerna que Claude hizo con su esposo Guy Stresser-Péan, a quien conoció a inicios de la década de 1960, cuando este trabajaba con Ignacio Bernal en Yagul, Oaxaca. Más tarde ambos trabajarían en sitios arqueológicos como Vista Hermosa, en Tamaulipas, y Tamtoc, San Luis Potosí.
En una anécdota más que mostró la generosidad sin límites de la pareja, la curadora de la colección Arte Antiguo de las Américas, del Museo Metropolitano de Arte, en Nueva York, Laura Filloy, rememoró que el matrimonio daba la bienvenida a su residencia en París, a los estudiantes mexicanos que llegaban con una beca para estudiar en la capital francesa. Y viceversa, abrían su casa de México, a los jóvenes franceses que llegaban al país para realizar prácticas de campo.
En ambos casos, además, los estudiantes tenían libre acceso a sus dos extraordinarias bibliotecas. Aquellas torres de libros de su domicilio parisino pasaron a formar parte de los acervos de un recinto del Museo de Historia Natural. “Asimismo, confiamos que el anhelo de dar destino a los más de 13,000 ejemplares que conforman la biblioteca mexicana, se concrete”, finalizó Filloy Nadal.