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Huerto de la ENCRYM celebra un año de resultados favorable

En el corazón de la Ciudad de México, desafiando a la contaminación y al ajetreo cotidiano de la megalópolis, un pequeño santuario de flora y fauna da sus primeros resultados dentro de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM) “Manuel del Castillo Negrete”, con la presencia inusitada de huevecillos, orugas y crisálidas de mariposa monarca.

Los ejemplares de Danaus plexippus vienen a calificar, con una nota sobresaliente, al primer año de operación del huerto instalado en esta casa de estudios del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el cual, además, es atendido y aprovechado por su comunidad de docentes y alumnos.

Al detallar los alcances de este espacio, la arquitecta Martha Lameda-Díaz Osnaya y la bióloga Iraís Velasco Figueroa, académicas de la ENCRyM e impulsoras principales del proyecto, junto con la también bióloga y docente Perla García Hernández, señalan que deriva del Programa de Cultura Ambiental de la escuela, implementado desde 2023, a fin de ratificar que lo cultural es indisoluble del entorno natural.

“El huerto surgió en paralelo a un taller de polinizadores que tuvimos en la ENCRyM. Además, ya existía un compostero, por lo que fue una extensión de ambas iniciativas”, explica Lameda-Díaz.

De este modo, en 2024, inició un estudio sobre cuál era el sitio con las condiciones óptimas de sol y sombra, mismo que concluyó que un área, de ocho por seis metros, localizada al suroeste del centro académico y hasta entonces usada como estacionamiento, guardaba el mejor microclima.

Se procedió entonces a la siembra de los primeros vegetales y, actualmente, ya se cosecha rábano, ajo, perejil, cilantro, chícharo y acelga, a la par que se aprovechan especies como la bugambilia, la cola de caballo o el cempasúchil.

Por lo que toca a la fauna, Velasco Figueroa resalta la presencia de colibríes, mariposas nativas y Mantis religiosa. “Una de las sorpresas fue, sin duda, la mariposa monarca. Consultamos claves de identificación y estamos en contacto con especialistas de la UNAM y otros biólogos para cuidarla. El que esta especie migratoria haya dejado sus huevecillos nos habla de que las condiciones del huerto son las ideales”.

Buscan ampliar alcances

Hoy en día, las y los alumnos de la ENCRyM utilizan el huerto para practicar dibujo científico y artístico, o bien, para aprender de sustancias como la baba de nopal, útil en la conservación arquitectónica o, incluso, crear biopreparados, productos que, sin ser biocidas, ayudan a eliminar plagas y alejar insectos –ya sea de otras plantas o de materiales como la madera, presente en infinidad de bienes muebles históricos– de manera natural.

Se organizan también visitas a la zona chinampera de Xochimilco, con miras a conocer la relación que allí todavía se guarda con el entorno y, en ocasiones, se convoca de manera voluntaria a los vecinos de la colonia San Diego Churubusco, donde se ubica la ENCRyM, para la atención del huerto.

A futuro, adelantan las académicas, se buscará expandir este espacio biocultural y se analiza la posibilidad de instalar terrazas verdes en la escuela.

“La idea es ampliar nuestro programa y sumar esfuerzos con las instancias del INAH que forman, junto con nosotros, el Complejo Churubusco: la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural y el Museo Nacional de las Intervenciones, donde existen también espacios verdes”, concluye Lameda-Díaz Osnaya.

Cabe destacar que estas acciones se inscriben igualmente en el Programa Jardines para la Vida, promovido por la Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México, para reintroducir especies nativas que protejan a polinizadores como el colibrí o huitzilin, en lengua náhuatl, ave que desde tiempos prehispánicos y hasta hoy subyace en el nombre Huitzilopochco, castellanizado como Churubusco.

Enlace a video: https://youtu.be/o5rACoIUO5Y.