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Giselle Aguilar: una vida reconstruyendo el pasado prehispánico morelense

Amante de la historia y el pasado prehispánico, la responsable de la ceramoteca del Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Morelos, Giselle Canto Aguilar, recibió un reconocimiento por sus contribuciones al conocimiento de los pueblos mesoamericanos que se asentaron en el territorio que hoy ocupa el estado morelense, durante la clausura del INAHfest.

En nombre del director general del INAH, Joel Omar Vázquez Herrera, el titular del Centro INAH Morelos, Víctor Hugo Valencia Valera, entregó la distinción a la investigadora, quien, a través del análisis cerámico, ha buscado, por 39 años, definir aquellos grupos precolombinos que dieron identidad a la región.

Al tomar la palabra, la arqueóloga, egresada de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, explicó que “el análisis cerámico permite conocer las voces y las aspiraciones de los pueblos que crearon, utilizaron e intercambiaron sus cerámicas”. Este trabajo, apuntó, es resultado de un gran equipo, por lo que agradeció a las personas que han colaborado con ella en diferentes momentos.

Agregó que, desde su ingreso al INAH, en 1986, el Proyecto Ceramoteca ha realizado más de 80 excavaciones arqueológicas y a lo largo de casi 40 años ha permitido integrar los conocimientos de lugares poco conocidos, como el Cuauhnáhuac o el gran asentamiento de Tepoztlán, y otros sitios como Ixtlán, Cuauchichinola, Mazatepec, Olintepec, Tlayacac, La Parota, Pantitlán, entre otros.

“Ha sido gratificante definir el fenómeno olmeca en la entidad”, relató Canto Aguilar al rememorar el descubrimiento de las esculturas Los señores de Zazacatla, en el municipio morelense de Xochitepec, que permitieron complementar la información de la Zona Arqueológica de Chalcatzingo, además de identificar una importante red de intercambio y alianzas con otros asentamientos, como Tequesquitengo-Venados, la región de Yautepec, Olintepec y el Valle de Chautla.

Añadió que el conocimiento obtenido en este proceso ha permitido la actualización y creación de distintos espacios culturales, como el Museo Regional de los Pueblos de Morelos y otros espacios comunitarios, los cuales han engrosado sus colecciones con algunos de los objetos recuperados en los salvamentos arqueológicos.

“De los pueblos agrícolas del periodo Preclásico Temprano, del cual solo se conocía lo excavado por los arqueólogos norteamericanos George y Suzannah Vaillant, en 1932, en el predio del Ex Casino de la Selva, Gualupita, en Cuernavaca, se ha acrecentado el conocimiento con lugares como El Axocoche y Yautepec”, sostuvo.

Durante su trayectoria, Giselle Canto también colaboró en las excavaciones del Barrio de los Comerciantes en Teotihuacan, bajo la dirección de la investigadora Evelyn Childs Rattray; y en el Atlas Arqueológico Nacional, dirigido por el arqueólogo Enrique Nalda Hernández (1936-2010).

En su intervención, la presidenta del Consejo de Arqueología del INAH, Laura Ledesma Gallegos, reconoció la trayectoria de Giselle Canto y rememoró su amistad con ella, con quien compartió aula desde el bachillerato, así como la pasión por el trabajo arduo, el amor e interés por el pasado y la historia de Morelos.

Por su parte, el investigador del Centro INAH Morelos, Jaime Francisco Reséndiz Machón, destacó que Giselle Canto “es uno de esos seres felices y afortunados que disfrutan de su profesión”, por lo que se ha convertido en una “apóstol de la arqueología”, que siempre está dispuesta a compartir sus conocimientos.

Gracias a su capacidad de observación, añadió, ha podido identificar patrones en los tepalcates que resguarda, con los que se han obtenido datos relevantes para el conocimiento de las antiguas civilizaciones.

Sus publicaciones más exhaustivas, finalizó, son sus informes, documentos que contienen información detallada y precisa sobre los diferentes salvamentos arqueológicos en los que ha participado, y que servirán a las futuras generaciones.