Las manzanas cortadas suelen oxidarse en cuestión de minutos, pasando de un color blanco fresco a un tono café que, aunque es inofensivo, afecta su apariencia y sabor. Este cambio ocurre por una reacción natural conocida como pardeamiento enzimático, que inicia cuando la fruta entra en contacto con el oxígeno del aire.
Sin embargo, un método de origen japonés comenzó a viralizarse en redes sociales por su sencillez y eficacia: sumergir las rodajas de manzana en agua con azúcar o agua con miel para mantenerlas frescas y con su color original por más tiempo.
¿Cómo funciona este truco?
Existen dos versiones igual de prácticas:
– Agua con azúcar: mezcla una cucharada de azúcar en 200 ml de agua. Coloca las rodajas de manzana entre 3 y 5 minutos.
– Agua con miel: disuelve una cucharada de miel en 200 ml de agua y sumerge la fruta el mismo tiempo.
En ambos casos, las manzanas conservan su color claro y ganan un toque extra de dulzor.
¿Cuál es la explicación científica?
El secreto está en la ósmosis. Al sumergir la fruta en una solución azucarada, disminuye la actividad del agua disponible en su superficie, lo que ralentiza la acción de las enzimas responsables de la oxidación y reduce la proliferación de bacterias.
Organismos como Sugar Nutrition señalan que este tipo de mezclas también promueve la formación de compuestos como ácidos y alcoholes naturales que funcionan como conservadores suaves.
El método con miel ofrece un plus gracias a su densidad
