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¿Por qué nos sentimos más generosos en Navidad?

Aunque parezca simple, este fenómeno tiene una explicación interesante. La Navidad fomenta la solidaridad y la reflexión, y su efecto se ve reflejado en factores culturales, sociales y biológicos. Actividades como posadas, cenas y reuniones familiares generan felicidad y fortalecen los lazos sociales, lo que a su vez aumenta nuestro deseo de dar.
Desde el punto de vista biológico, la interacción social, la risa y los actos de bondad liberan hormonas como la dopamina, la serotonina y la oxitocina, todas asociadas con el bienestar y la alegría. Por eso, los intercambios de regalos y las actividades compartidas no solo son tradiciones bonitas, sino también momentos que activan nuestro cerebro para sentirnos más generosos y felices.