Un estudio científico reveló que ciertas moscas de la fruta poseen espermatozoides más largos que su propio cuerpo. Este rasgo extremo tiene una función evolutiva: las hembras almacenan los espermatozoides más grandes, garantizando una descendencia más fuerte.
Aunque parezca insólito, demuestra cómo la selección natural puede favorecer rasgos biológicos impensables, incluso en criaturas diminutas.
