Los misterios de la civilización maya han fascinado a generaciones de exploradores y científicos. Sus ciudades, extintas y en ruinas, esconden respuestas incompletas sobre un pueblo que floreció en el norte de Mesoamérica entre el 2000 a. C. y el siglo XVI.
A la distancia de su grandeza, quedan enigmas que invitan a la imaginación y a la investigación rigurosa.
Tamara Vieyte/conductora Giros Puebla/canal 13 Puebla
Uno de los enigmas más persistentes es el del sistema de escritura. Los mayas desarrollaron un complejo alfabeto jeroglífico que combina glifos y símbolos que representan ideas, palabras y números.
Durante mucho tiempo, la escritura maya estuvo incomprensible para los investigadores occidentales. Fue gracias a la labor de lingüistas y epigrafistas en el siglo XX, especialmente Yuri Knorozov y más tarde Michael Coe y otros, que se empezó a descifrar su lectura.
Aun así, quedan glifos por interpretar y textos que no han sido descifrados por completo, dejando huecos sobre dinastías, tratados políticos y rituales.
La astronomía y el calendario constituyen otro frente de misterio. Los mayas construyeron observatorios y alineaciones que parecen anticipar fenómenos celestes con una precisión asombrosa.
El calendario Tzolk’in y el Haab’, y su intercalación en el calendario de la Cuenta Larga, permitieron una concepción del tiempo que conectaba eventos rituales, agrícolas y políticos. ¿Cómo lograron esa sincronía entre observación astronómica y ritualidad? ¿Qué papel jugaban ciertos eclipses, conjunciones o movimientos planetarios en decisiones de gobierno y en la construcción de templos?
La razón de la caída de las grandes ciudades mayas es otro de los grandes misterios. A partir del siglo IX, varias ciudades abandonan sus templos y palacios, incrementando la incertidumbre entre los investigadores.
Las teorías incluyen sequías prolongadas, cambios climáticos, conflictos armados, colapso de redes comerciales y presión demográfica. Evidencias recientes señalan una combinación de factores ambientales y sociales que llevaron al abandono de centros urbanizados, dejando tras de sí jeroglíficos y escalinatas que aún susurran historias de reyes y guerras.
Los mayas también dejaron preguntas sobre la vida ritual y la cosmovisión. Los cenotes, dolines naturales que conectan con aguas subterráneas, eran fuente de agua, pero también escenarios para rituales y sacrificios.
¿Qué significaba cada cenote para la religión y la política de cada ciudad? ¿Qué secretos se guardan en el acceso a estas aguas sagradas y en las ofrendas que allí se realizaban?
Las ciudades mayas, como Tikal, Palenque o Chichén Itzá, siguen respirando misterio desde sus edificios coronados con esculturas y relieves que cuentan historias de linajes, deidades y adversarios.
Analistas, arqueólogos y astrónomos continúan desentrañando estas capas, pero cada hallazgo abre nuevas preguntas sobre una civilización que entendía el tiempo, el cosmos y la vida pública con una profundidad que parece desafiar su aparente desaparición.
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Se despide tu amiga,
Tamara Vieyte.