Estudios recientes han mostrado que las vacas establecen fuertes lazos afectivos, llegando a desarrollar “mejores amigas” dentro del rebaño. Cuando están separadas, muestran signos de estrés, como aumento del ritmo cardíaco.
Este comportamiento social demuestra que los animales de granja también poseen emociones complejas y merecen entornos donde puedan expresarlas.
