Aunque 2025 no trajo un anuncio oficial de regreso de RBD como agrupación activa en México, lo que sí trajo fue algo más poderoso: México comenzó la manifestación colectiva del comeback 2026. Las señales no vinieron de comunicados, vinieron de guiños: publicaciones nostálgicas, interacciones esporádicas entre los miembros, frases con doble nostalgia y un público que decidió no esperar confirmación para comenzar la campaña.
Dulce María, Anahí, Maite Perroni, Christian Chávez y Christopher Uckermann han sido tema constante en conversación mexicana no por pelearse, sino por el cariño que despierta imaginar verlos juntos otra vez. Las teorías en redes sonaban a decreto presidencial: “2026 es nuestro”, “El pop necesita el regreso”, “México merece otra gira”, “Si Polonia tiene show, México tiene historia”.
El fenómeno del chisme nostálgico fue brutal: México no solo recordó a RBD, lo volvió narrativa semanal, casi como tradición decembrina adelantada. Y aunque no hay fechas confirmadas, promotores o contratos filtrados, lo más real del chisme es esto: México ya lo quiere, ya lo pide y ya lo escribió.
Porque en el espectáculo mexicano, cuando el público manifiesta, los rumores se vuelven plan de nación.
