Desde sus inicios, Jesse & Joy conquistaron al público con canciones de amor y esperanza; sin embargo, detrás de esa armonía existía una historia que habían guardado en silencio. Hoy, con la serie documental Jesse y Joy: Lo que nunca dijimos, los hermanos se atreven a abrir su intimidad y revelar los momentos difíciles que enfrentaron en familia, así como el proceso de sanación que los convirtió en el dúo que celebra dos décadas de trayectoria.
Uno de los ejes más delicados de su historia fue la relación con su padre, Eduardo Huerta, un pastor y figura clave en sus primeros pasos dentro de la música, pero también el origen de múltiples tensiones familiares. A la exigencia artística se sumó el peso de una educación marcada por la religión, y en su momento todo generó dudas, silencios y desencuentros entre los hermanos. Abrir esas memorias frente a las cámaras “no fue sencillo”, dijo Joy.
Uno de los momentos más significativos del documental es cuando Joy abre su vida personal y decide hablar de su pareja, la productora Diana Atri, con quien formó un hogar. La cantautora recordó que enfrentó miedo antes de volver a los escenarios tras compartir públicamente su verdad, “ha sido uno de los momentos más fuertes que he vivido profesionalmente, tuve un ataque de pánico muy fuerte antes de subirme al escenario”.
Para Jesse, el viaje hacia el pasado fue también confrontar las cargas de su niñez y las responsabilidades que llegaron demasiado pronto.
Más allá del documental, los hermanos se encuentran en una etapa fértil de creatividad. Jesse detalló que, además de la música que continúan preparando como dúo, ambos exploran proyectos alternos.
