El 2025 también fue un año donde la música tradicional reclamó espacios masivos. En octubre, durante el Segundo Congreso Mundial del Mariachi, Majo Aguilar se convirtió en la figura joven que encabezó el cierre con un concierto gratuito en el Zócalo de la Ciudad de México. El dato es poderoso: no cualquiera llena el corazón político y cultural del país sin cobrar boleto.
Majo llegó con look sobrio, botas pulidas y mariachi completo. Su repertorio navegó entre lo clásico y lo actual, demostrando que el mariachi también puede hablarle a la generación digital sin perder dignidad sonora. Los asistentes lo vivieron como fiesta, pero también como recordatorio de que el género, aunque heredado, se puede narrar en presente.
La noche fue celebrada por familias, turistas y creadores de contenido. Y aunque no hubo polémica directa, sí hubo conversación mediática sobre su responsabilidad de cargar un apellido legendario y aun así construir su propio espacio. Majo demostró que la tradición no es museo, es escenario. Y México, amante del show con identidad, la aplaudió de pie.