¿Alguna vez te has preguntado si los colores que elige una persona podrían delatar aspectos ocultos de su personalidad?
Pues la Psicología dice que sí; las tonalidades preferidas no son simples elecciones estéticas: dicen mucho más de lo que creemos. En especial, cuando se trata de aquellos que no son del todo sinceros con los demás… o consigo mismos.
La hipocresía, además de ser un comportamiento socialmente cuestionable, es también una herramienta que muchas personas emplean para encajar, evitar conflictos o simplemente manipular su entorno. Aunque no se considera un trastorno psicológico, muchos especialistas coinciden en que esta conducta está profundamente arraigada en las dinámicas sociales actuales.
Martha Guerri, psicóloga de la Clínica Fertty, sostiene que actuar con hipocresía puede ser, en algunos casos, una forma de evitar herir a otros. Sin embargo, cuando la intención es la conveniencia personal, la hipocresía se convierte en una actitud tóxica que deteriora las relaciones humanas.
Lo interesante es que este rasgo de personalidad, muchas veces, se ve reflejado en detalles tan sutiles como los colores que una persona prefiere. Y no, esto no es una elección al azar, las tonalidades pueden revelar lo que alguien intenta ocultar tras una fachada.
1. Amarillo
Entre los colores que más se asocian con actitudes hipócritas, destaca el amarillo. Este color, aunque suele simbolizar alegría, creatividad y energía, también encierra significados mucho menos halagadores. De acuerdo con el académico José Ángel Saavedra, su naturaleza ambigua lo convierte en un símbolo de falsedad, envidia y superficialidad. Es precisamente esta dualidad lo que lo vuelve tan representativo de quienes muestran una cara mientras ocultan otra.
Y hay varios estudios al repecto, como el de La Escuela de Arte y Diseño de España que también profundiza sobre esta ambigüedad. Según sus estudios, el amarillo no solo remite a la luz y la riqueza, sino también a la traición y la irritabilidad. En exceso, puede generar incomodidad, algo que se refleja en la incomodidad que muchas veces provoca interactuar con alguien que no es genuino
2. Verde
Otro color que aparece con frecuencia en este tipo de perfiles es el verde. Óscar Castillero Mimenza, psicólogo clínico, señala que este tono suele vincularse con esperanza y armonía, pero también con otros sentimientos más oscuros como la envidia. En su versión más oscura, el verde incluso adquiere tintes manipuladores y sombríos, en especial cuando se combina con el negro.
Curiosamente, según un estudio realizado por Fernando Restrepo Betancur en Medellín, Colombia, los hombres hipócritas tienden a preferir el verde, mientras que el amarillo tiene más adeptas entre las mujeres. Esto podría apuntar a diferentes maneras de manifestar comportamientos sociales como la hipocresía.
La relación entre los colores y las emociones no es nueva, pero sigue revelando aspectos fascinantes sobre la naturaleza humana. Expresiones populares como “verde de envidia” o “mentira amarilla” no surgieron por casualidad. Tienen su raíz en cómo nuestro cerebro procesa los estímulos cromáticos y los asocia a estados emocionales particulares.
Julio Santiago, psicólogo de la Universidad de Granada, argumenta que estas asociaciones tienen tanto fundamentos culturales como biológicos. Por ejemplo, el rojo se relaciona con la urgencia o el peligro, el rosa con la ternura, y el amarillo con el sensacionalismo. Todas estas conexiones están mediadas por el entorno en el que crecemos y nuestras experiencias personales.
Todos los seres humanos reaccionamos emocionalmente ante los colores, incluso sin darnos cuenta. Esto explicaría por qué algunos colores nos generan confianza… y otros nos despiertan sospechas.
Eva Heller, reconocida socióloga y autora del libro La psicología del color, también refuerza esta idea. Para ella, conocer el simbolismo de los colores no es solo cuestión estética: es esencial para comprender las emociones humanas y la manera en que nos relacionamos con el mundo
Y aunque los colores parezcan inocentes, pueden ser pistas valiosas sobre la personalidad de quienes nos rodean. Las elecciones cromáticas, desde la ropa hasta los objetos cotidianos, reflejan estados internos y muchas veces motivaciones inconscientes.
Así que la próxima vez que alguien entre a una habitación envuelto en amarillo brillante o rodeado de tonos verdes oscuros, tal vez convenga preguntarse si hay algo más detrás de esa apariencia. Porque, como decía Quevedo, “el hipócrita quiere parecer lo que no es”… y los colores pueden ser su mejor disfraz.
