La noche del 21 de diciembre de 2025, el Palacio de los Deportes vibró como pocas veces. No era solo el cierre de gira de Bad Bunny en México, era el capítulo final de un rumor que había encendido a los fans por meses. Cuando las luces bajaron y el beat de “La Canción” comenzó, la silueta de J Balvin apareció entre neblina y gritos. La audiencia tardó segundos en entenderlo: no era holograma, no era invitado random, era el reencuentro.
Ambos se miraron, sonrieron y, sin discursos largos, se dieron un abrazo que fue ovacionado como nocaut en el box. Balvin tomó el micrófono primero: “La vida es muy corta para quedarse con lo que pesa”. Bad Bunny remató con un: “La música nos unió antes que cualquier ruido”. Juntos cantaron dos temas más, incluyendo “Qué Pretendes”, mientras el público grababa lo que sabían sería un momento histórico para el urbano latino contado desde México.
En backstage, el gesto fue el mismo: camaradería. Nada forzado, nada para la foto. Y aunque ninguno confirmó colaboración nueva, el mensaje fue claro: la guerra fría quedó sepultada bajo un coro multitudinario mexicano. Ese día, CDMX no solo fue capital del país, también lo fue de la conversación global latina.