Este año que se va se llevó consigo voces, risas, pasos de baile y una energía arrolladora que formaron parte de nuestra cultura y recuerdos colectivos. El 1 de enero murió Leo Dan, a los 82 años, dejando una huella profunda en la nostalgia y en cada nota de sus canciones inolvidables.
En México, el 16 de febrero partió Yolanda Ivonne Montes —mejor conocida como “Tongolele”—, una figura emblemática de la Época de Oro del espectáculo, bailarina y vedette, cuyo estilo rompió reglas y llenó escenarios de glamour. Un día después, el 17 de febrero, falleció Paquita la del Barrio, a los 77 años: una voz potente y directa, con canciones que se convirtieron en himnos de empoderamiento y desahogo de generaciones enteras.
Ese mes también nos arrebató a Daniel Bisogno, a los 51 años, una figura conocida para muchos por su trabajo en televisión: su partida dejó un hueco en la farándula y en los hogares que lo seguían. Y ya en el ámbito internacional del rock, el 22 de julio murió Ozzy Osbourne, a los 76 años —una leyenda del heavy metal, fundador de Black Sabbath, cuya música transformó generaciones.
Y cerrando con broche de oro triste, este 2025 también nos dijo adiós Eduardo Manzano, a los 87 años, integrante del legendario dúo Los Polivoces, cuya comedia y carisma cruzaron generaciones.
Sus nombres forman ahora parte de un homenaje colectivo —un recordatorio de que la música, la risa, el arte y la cultura sobreviven más allá del final. Y aunque ya no estén en carne y hueso, su legado seguirá vivo siempre que alguien recuerde sus voces, sus pasos, sus risas… Porque lo que logran transformar en emoción, en identidad, en memoria, eso nunca muere.