La Selección Mexicana volvió a quedar expuesta en su proceso hacia la Copa del Mundo 2026. En el duelo amistoso frente a Japón, el cuadro dirigido por Javier Aguirre mostró carencias tanto en liderazgo como en solidez colectiva. Ni los futbolistas de mayor experiencia ni los jóvenes lograron asumir el rol de referentes en un partido en el que los japoneses ya clasificados al próximo Mundial, impusieron su estilo y controlaron los tiempos. El empate sin goles reflejó más la incapacidad ofensiva del Tricolor que el mérito defensivo rival.
Luis Ángel Malagón fue de los pocos que se salvó de la crítica. El arquero sostuvo al equipo con intervenciones clave, especialmente cuando la zaga mexicana, encabezada por César Montes y Johan Vásquez, fue superada por la velocidad de figuras como Takefusa Kubo y Wataru Endo. La expulsión de Montes en la recta final complicó aún más a un conjunto que no encontró respuestas, a pesar de las indicaciones desde la banca de Rafael Márquez, auxiliar técnico de Aguirre.
El Coliseo de Oakland presenció una actuación que dejó a la afición con frustración y reclamos. Los más de 50 mil asistentes reprocharon la falta de carácter de jugadores como Raúl Jiménez y Santiago Giménez, quienes no lograron inquietar al portero Zion Suzuki. Tampoco el regreso de Hirving Lozano cambió el panorama: lejos de su mejor nivel, el “Chucky” fue abucheado junto con el resto de sus compañeros. Mientras tanto, el próximo rival de México, Corea del Sur, llegará con confianza tras vencer 2-0 a Estados Unidos