La historia de Alejandra Orozco volvió a dar un giro importante. Después de colgar el traje de clavadista profesional, sabía que su relación con el deporte no había terminado. Y vaya que lo dejó claro. Hoy, Ale ya no vuela desde las plataformas, pero sí desde la dirigencia, como nueva miembro permanente del Comité Olímpico Mexicano.
La tapatía asumió este papel durante la Asamblea General Ordinaria del COM, un reconocimiento reservado para muy pocos. Minutos después de recibir el nombramiento, lo describió como un momento que la sacudió por dentro: emoción, nerviosismo, orgullo… una mezcla tan intensa como aquellas finales en Juegos Olímpicos.
Ale lo expresó con fuerza: representar la voz emotiva del Comité es un honor que asume con la misma responsabilidad con la que se lanzaba a la fosa. Y desde su nueva trinchera, asegura que está aprendiendo, observando y entendiendo un mundo totalmente distinto al competitivo, pero igual de exigente.
Su mirada ahora apunta lejos. Haber vivido el deporte desde adentro le da una perspectiva privilegiada para ayudar a quienes son el corazón del Movimiento Olímpico: los atletas. Dice estar agradecida por la confianza en su trayectoria, pero también por la oportunidad de proyectar su experiencia hacia el futuro, desde la Comisión de Atletas, donde su visión fresca busca unir, fortalecer y mejorar cada parte de la delegación mexicana: deportistas, entrenadores, equipos multidisciplinarios e instituciones.
Alejandra Orozco, doble medallista olímpica, empieza una nueva etapa. Ya no se eleva desde el trampolín… ahora lo hace desde la toma de decisiones.
