Aunque muchos piensen que la psicología positiva es siempre estar de buen humor, lo cierto es que nada tiene que ver con eso, sino más bien, y como explica la UNIR, la psicología positiva se centra en investigar y conocer los recursos y fortalezas de las personas para incrementarlos o potenciarlos. “Podría definirse como el estudio científico de la felicidad sin abandonar aquello que nos hace infelices”. Es decir, no se trata de que guardemos dentro de un cajón lo malo o que obviemos las emociones negativas, sino que aprendamos a vivir con ellas.
Es lo mismo que defiende el famoso conferenciante Víctor Küppers, que afirma que “hay que aprender a vivir de forma razonable con la frustración” y aceptar que las cosas no siempre salen como pensamos. Hacerlo es la diferencia entre ser o no felices.
Aceptar la frustración para ser más felices
Aceptar la frustración no es nada fácil porque como bien asegura el experto, “nos gusta que todo vaya bien”, pero “hay que aprender a vivir con cosas que no nos gustan”. ¿Significa eso que tenemos que poner buena cara hasta en los malos momentos? Según Küppers, no. De hecho defiende el derecho a estar cabreado de la misma forma que nosotras defendemos el derecho a estar tristes, porque ambas son emociones de la misma forma en que lo son la alegría, el amor o la esperanza.
De la misma manera en que compartimos las alegrías, podemos compartir las penas y los enfados, pero con medida. “Existe el derecho al cabreo, afortunadamente, y cuando algo no nos gusta, el desahogo es muy sano, muy necesario y absolutamente recomendable”, pero también “hay que saber ponerle un límite en el tiempo”, explica Küppers.