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Los telescopios más potentes.

En 1623, el físico italiano Galileo Galilei tuvo una idea que habría de cambiar la historia de la ciencia: se dedicó a observar durante todo un verano el Sol con un telescopio.

Esta genial ocurrencia le permitió deducir que el astro rey no era una esfera perfecta, sino que presentaba manchas que se movían con el tiempo.

Galileo descubrió también los cráteres en la superficie de la Luna, dio nombre a los cuatro satélites principales de Júpiter (Europa, Io, Ganímedes y Calixto) e intuyó que Saturno tenía anillos.

La utilización del telescopio (un instrumento que ya se conocía previamente, pero que nunca se había usado para observar el cielo) abrió nuevas e ilusionantes perspectivas.
Desde entonces, los astrónomos y astrónomas se han empeñado en diseñar instrumentos que nos permitan ir cada vez más allá en nuestra concepción del cosmos. Un telescopio más grande es capaz de captar más cantidad de luz, y por lo tanto, de llegar más lejos.
Además, desde hace tiempo hemos desarrollado herramientas de observación capaces de ver en otras longitudes del espectro electromagnético; o sea, la luz que nuestros ojos no pueden captar.

Hoy en día contamos con grandes aliados para observar el universo en toda su magnitud. En este artículo hablaré de tres de ellos, que se cuentan entre los que más alegrías están dando a los científicos en los últimos tiempos.

El Gran Telescopio de Canarias
Situado en el Observatorio del Roque de los Muchachos, en la isla de La Palma, el Gran Telescopio de Canarias (GRANTECAN) tiene un espejo principal de 10,4 metros. Eso lo convierte en el telescopio óptico más grande del planeta… por ahora.

La construcción del futuro ELT (siglas de Extremely Large Telescope, Telescopio Extremadamente Grande) en Chile, que contará con un espejo primario de 39 metros, amenaza su supremacía. Se prevé que este reciba su primera luz en 2028.

La instrumentación del GRANTECAN le permite operar en los rangos óptico e infrarrojo, un tipo de radiación que nuestros ojos no pueden ver y que nos permite estudiar, entre otras cosas, el polvo interestelar. Gracias a sus prestaciones hemos observado gran número de astros: planetas extrasolares, estrellas evolucionadas, galaxias con poco brillo, etc.

Entre sus descubrimientos destacan la detección de una galaxia (UG00180) situada a 500 millones de años luz o el descubrimiento de la estrella más pequeña jamás observada, TMTS J0526B. Es tan solo siete veces más grande que la Tierra.

ALMA, el sistema de Atacama