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La fertilidad en el mundo se desploma, hay varias teorías acerca de ello

No nos andemos por las ramas. Lo cierto es que las tasas de natalidad están por debajo del nivel de reemplazo en EEUU y Europa desde los 70. En estos últimos 30 años, el mundo entero vino detrás. Hoy por hoy, analistas como Fernández-Villaverde están convencidos de que desde 2023, la humanidad no llega a la tasa de reemplazo.

Pero ¿por qué?

Una lucha sin cuartel. Cientos de investigadores tienen esa pregunta colgada en el corcho de sus despachos. Hemos visto muchas teorías y muchas de ellas se centran en una sola cosa: la emancipación de la mujer y el aumento de su autonomía; pero Claudia Goldin tiene una idea interesante.

Goldin sostiene que, aunque eso es importante, la clave viene de un desajuste entre los deseos de los hombres y las mujeres.

Un equilibrio delicado. Goldin hace notar que a partir de los 70, los incrementos de la productividad y la flexibilidad social permitieron que las sociedades fueran más diversas: los costos sociales asociados a la ruptura de tradiciones eran menores (a menudo, radicalmente menores) a los de periodos atenciones.

No obstante, los beneficios de romper esas tradiciones no son iguales para todos. En términos agregados, siempre según Goldin, los hombres “se benefician más de mantener las tradiciones; las mujeres se benefician más de evitarlas”. Lo interesante es que aparentemente son estrategias no cooperativas.

¿Qué implica esto? Que solo en la medida en que una parte no ceda, la otra no tiene motivos para hacerlo. Es decir, “cuando la probabilidad de que los hombres abandonen las tradiciones es baja, algunas mujeres profesionales no tendrán hijos y otras los retrasarán, a menudo demasiado”.

Tiene sentido: la crianza de un niño es una tarea muy compleja y “la tradición” hace recaer ese trabajo en las mujeres. Si el padre no acepta asumir parte de ese trabajo, es muy costoso para las mujeres puedan asumir la crianza y el desarrollo profesional. Y, ante esa disyuntiva, muchas optan por lo segundo. Pero, ¿por qué?