Los corridos tumbados siguieron siendo el género más controversial del año. En junio de 2025, Junior H enfrentó una cancelación de concierto en Yautepec, Morelos, por decisión municipal. La narrativa oficial hablaba de evitar contenido que “normalizara la violencia”. Pero el fandom, que opera como ejército digital, no lo interpretó como censura preventiva, lo interpretó como ataque cultural.
En redes, la conversación fue un ring: libertad artística vs responsabilidad social. Junior H no hizo drama institucional, pero sí dejó mensajes que alimentaron a su público: fotos en estudio, adelantos de música nueva y esa vibra introspectiva de “sigo trabajando, aunque quieran silenciar el beat”. Su silencio parcial dijo más que 20 entrevistas.
Este chisme no es inventado: es la tensión constante que vive el género en México, donde el público quiere cantar realidades, pero las autoridades quieren controlar narrativas. El resultado: conversación nacional asegurada y el corrido más vivo que nunca en la agenda pública.
