Leonel García, siempre elegante y mesurado, rompió el molde al hablar sobre narcocorridos: “Cuentan una parte de lo que México ha vivido, nos guste o no”. Boom. Las redes se dividieron como nevera en diciembre: mitad apoyo, mitad linchamiento digital.
Los defensores aplaudieron honestidad. Los críticos dijeron que la violencia no es narrativa a romantizar. Pero el debate fue oro puro para la conversación cultural del país: ¿el arte refleja o valida? Leonel no reculó, solo matizó: “explico, no glorifico”.
Y ahí está el punto exacto del espectáculo moderno: ya no basta cantar, ahora también toca posicionarte, aunque el terreno queme.
