¿Te ha pasado que abres el refrigerador y encuentras frutas muy maduras o verduras a punto de echarse a perder? Esto ocurre por que a veces compramos de más, o simplemente se nos olvida lo que ya tenemos.
La buena noticia es que hay muchas formas sencillas de aprovechar los alimentos antes de que se dañen, cuidando tu economía y ayudando al planeta.
Aprovechar mejor la comida no significa complicarte, sino aprender pequeños hábitos que hacen una gran diferencia.
1. Aprende a observar tus alimentos
Antes de tirar algo, tómate un momento para revisarlo ya que muchas frutas y verduras pueden estar maduras, pero aún son perfectamente aprovechables por ejemplo un plátano muy maduro, por ejemplo, es ideal para licuados o preparaciones caseras, como un panqueque
Por otro lado las verduras un poco blandas pueden servir para sopas o guisos.
2. Usa el refrigerador de forma inteligente
No todos los alimentos van en el mismo lugar, recuerda que la distribución es importante por ejemplo, guarda los productos más antiguos al frente para recordarte usarlos primero, de esta manera evitas que queden olvidados al fondo y se dañen sin darte cuenta.
3. Congelar también es una solución
Si sabes que no vas a consumir algo pronto, congelarlo puede alargar mucho su vida ya que algunas frutas, verduras, así como el pan y algunos platillos ya preparados pueden congelarse y usarse después sin problema, solo recuerda etiquetar con la fecha ya que eso te ayudará a organizarte mejor.
4. Transforma lo que ya tienes
A veces no hace falta una receta complicada.
Las sobras pueden convertirse en nuevas comidas: verduras cocidas para una crema, arroz para un salteado, frutas maduras para un licuado, transformar los alimentos es una forma práctica y creativa de evitar desperdicios.
5. Planea un poco tus compras
Antes de ir al supermercado, revisa qué tienes en casa, hacer una lista sencilla te ayuda a comprar solo lo necesario y a consumir primero lo que ya está por vencerse.
6. Confía en tus sentidos
No todo lo que pasó su fecha impresa está automáticamente en mal estado, usa el olfato, la vista y el sentido común ya que si algo huele mal, tiene moho o una textura extraña, es mejor no consumirlo, si no, probablemente aún pueda aprovecharse.
Reducir el desperdicio de alimentos no se trata de perfección, sino de ser más conscientes y amables con lo que tenemos, cada pequeño cambio suma y beneficia tanto a tu hogar como al entorno.
Nota importante
La información presentada tiene fines informativos y de orientación general.
No promulgamos ni promovemos ninguna religión ni creencia religiosa a través de este contenido.
En caso de dudas sobre seguridad alimentaria, conservación adecuada de alimentos o salud, es importante consultar con especialistas, como nutriólogos, profesionales de la salud o expertos en manejo de alimentos, esta información no sustituye la asesoría profesional.
Cuidar lo que comes también es cuidar de ti 🌱
