En el corazón del Centro Histórico de Oaxaca, a unos pasos del emblemático Barrio de Jalatlaco, un pequeño rincón urbano se ha convertido en motivo de asombro y sonrisas para locales y visitantes. En la esquina donde se ubica el Café Newbie se encuentra la entrañable casita del Ratón Pérez, un diminuto espacio que, con el paso del tiempo, ha logrado consolidarse como parte del encanto cotidiano de la zona.
Lo que comenzó como un detalle creativo hoy es ya un punto de encuentro que invita a detener el paso. Niñas, niños y personas adultas se acercan con curiosidad para observar los minuciosos detalles de esta vivienda en miniatura, la cual cambia de apariencia conforme avanzan las estaciones del año. Cada temporada trae consigo una nueva narrativa visual que dialoga con las festividades y tradiciones locales.
La Navidad, por supuesto, no podía quedarse fuera. En estas fechas, la casita luce iluminada con pequeñas luces, adornos festivos y detalles que evocan el espíritu decembrino. Incluso parece estar lista para recibir la visita de Santa Claus, reforzando la atmósfera de ilusión que envuelve al lugar.
Más allá de ser un atractivo visual, la casita del Ratón Pérez se ha transformado en una tradición viva y compartida. Quienes la visitan no solo observan, sino que la integran a sus recorridos habituales, la fotografían, la recomiendan y la hacen parte de sus propias memorias urbanas. Así, este pequeño hogar se renueva constantemente, capturando el espíritu festivo y las costumbres de Oaxaca desde lo simple y lo cercano.
Hoy en día, el Ratón Pérez ya no habita únicamente en la imaginación colectiva: forma parte del paisaje urbano, de la historia cotidiana del barrio y del propio equipo que da vida al Café Newbie. Un recordatorio de que, incluso en los detalles más pequeños, la ciudad encuentra nuevas formas de contar sus historias.
