Cuba enfrenta una grave crisis energética que dejó más de la mitad del país sin electricidad este miércoles durante las horas de mayor demanda, informó la empresa estatal Unión Eléctrica. Desde el viernes pasado, los apagones han afectado de manera consecutiva a más del 60 % de la población, uno de los índices más altos desde 2022.
La situación se debe a frecuentes fallas en las obsoletas centrales termoeléctricas, la falta de combustible y de divisas para importarlo. Actualmente, siete de las 16 unidades termoeléctricas están fuera de servicio, mientras que decenas de motores de generación distribuida tampoco operan por falta de diésel, fueloil o lubricantes. Esto ha dejado un déficit de casi 1.800 megavatios durante los horarios pico, según la Unión Eléctrica de Cuba (UNE).
Expertos independientes señalan que la crisis es estructural y crónica, mientras que el Gobierno cubano culpa a las sanciones estadounidenses por la “asfixia energética”. Los apagones han impactado severamente la economía, que se ha contraído un 11 % en los últimos cinco años, y han generado un aumento de protestas sociales en varias regiones del país.