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Dormir a los niños a las 7 pm contribuye un correcto desarrollo

Sabias que mientras dormimos, recuperamos energías y descansamos de toda la actividad del día anterior. Con mayor énfasis en los bebés y niños pequeños. Es ahí en donde radica la importancia de dormir temprano a los niños y niñas, y generar este cómo un hábito vital que favorece su correcto desarrollo.

El descanso adecuado tiene un impacto directo en la salud mental y emocional de los niños. Dormir temprano permite que las fases de sueño profundo y reparador ocurran en el momento adecuado del ciclo hormonal, lo que potencia la liberación de la hormona del crecimiento. Durante el sueño profundo, el cerebro procesa la información aprendida durante el día y fortalece las conexiones neuronales que facilitan el aprendizaje, la memoria y la creatividad. Además, el sueño ayuda a regular las emociones, reducir la irritabilidad y mejorar la capacidad de adaptación frente al estrés o los cambios.

Cuando un niño duerme lo suficiente, se muestra más tranquilo, concentrado y receptivo. Por el contrario, la falta de sueño puede generar ansiedad, dificultades para socializar e incluso bajo rendimiento escolar. Por eso, establecer rutinas de sueño regulares es una inversión en su bienestar emocional y académico.

Y es que, aunque un niño duerma diez horas, existen momentos especialmente importantes en los que tomar un descanso para que se optimicen las jornadas de luz y se minimice la actividad del pequeño durante el tiempo de oscuridad.

El hecho de dormir mientras no hay luz es mejor porque, cuando el sol se pone, nuestro cerebro comienza a segregar melatonina, la hormona que genera que sintamos sueño y ganas de ir a la cama.

Por tanto, conviene no interferir mucho en la generación natural de la melatonina para no provocar que los ritmos circadianos se trastoquen e impidan que los niños duerman bien durante la noche.

Dicho esto, es importante que todos entendamos que ir pronto a la cama no es un capricho, es más bien una necesidad fisiológica. Y este detalle es todavía más necesario en los pequeños, pues necesitan más horas de sueño para reponer energías y obtener un buen descanso.

Hasta que no son adultos, tendrán que dormir entre 9 y 11 horas para poder rendir en plenitud. Por eso los expertos recomiendan que, una vez no queda luz solar en el día, no se deben utilizar más aparatos tecnológicos que den luz artificial. Conviene minimizar el uso de la televisión, los ordenadores y los teléfonos móviles a partir de la hora en que se hace de noche, y es interesante no visualizar sus pantallas durante dos o tres horas antes de ir a la cama.

Recordemos que las luces artificiales intervienen negativamente en la segregación natural de melatonina del organismo humano, sustancia necesaria para conciliar bien el sueño y pasar una buena noche de descanso. De esta forma, a la mañana siguiente, tanto niños como adultos se encuentran en mejor estado, con mayor energía para afrontar lo que depare el día.