La llegada de Bad Bunny a la Ciudad de México con ocho conciertos promete ser un motor de consumo, turismo y diversión en plena temporada decembrina. Según estimaciones de Canaco, entre boletos, comida, bebida y hospedaje, sus presentaciones dejarán aproximadamente 3 228 millones de pesos equivalente a 177 millones de dólares.
Este fenómeno no solo refleja su poder como imán cultural, sino también el impacto económico real de los espectáculos masivos en una ciudad como la capital.
El cálculo detalla que el grueso de la derrama (70%) provendrá de la venta de entradas; otro 17% vendrá del consumo en alimentos y bebidas; y el restante 12.9% de la ocupación hotelera, que en zonas cercanas al estadio podría rondar el 90%. 
Además, se prevé que parte del público venga de otros estados o incluso del extranjero, lo que impulsa la actividad turística, transporte, comercio, bares, restaurantes y otros negocios de servicios. 
Este despliegue consolida a la capital como epicentro de la música internacional y subraya cómo, más allá del entretenimiento, los conciertos de artistas globales pueden convertirse en un verdadero motor económico para la ciudad.