En Tenerife, cuatro personas perdieron la vida después de ser arrastradas por enormes olas en una piscina natural ubicada en la zona de Los Gigantes, en la costa oeste de la isla. Según informó el Centro Coordinador de Emergencias, las víctimas —dos hombres y dos mujeres— fueron sorprendidas por un golpe de mar que las lanzó al agua sin posibilidad de reacción.
El alcalde de Santiago del Teide confirmó que todos eran turistas que habían traspasado los precintos colocados por Policía Local y Guardia Civil, pese a las reiteradas advertencias y al constante reforzamiento de la zona para evitar accidentes. Las autoridades recuerdan que este tipo de comportamientos es habitual y representa un riesgo extremo.
Un helicóptero de Salvamento Marítimo rescató a varias de las personas afectadas, mientras equipos terrestres y acuáticos continuaron la búsqueda de una quinta posible víctima. Tenerife ya había vivido episodios similares en noviembre, cuando el fuerte oleaje dejó tres fallecidos y más de una decena de heridos.
Expertos en gestión de emergencias insisten en que los turistas suelen subestimar la fuerza del mar y piden atender las señales, los avisos oficiales y las indicaciones de los servicios de rescate para evitar nuevas tragedias.